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Piedad de la Cierva recibe a título póstumo la Mención Guadalupe Ortiz de Landázuri

Curso 2024/25 | General

El legado de Piedad de la Cierva, pionera en la ciencia española, será homenajeado en nuestro colegio con la Mención Guadalupe Ortiz de Landázuri con motivo del Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia que ofrece una oportunidad para reflexionar sobre los logros y las dificultades de las científicas a lo largo de la historia.

En España, muchas científicas pioneras han quedado en el olvido a pesar de su impacto en distintas disciplinas.

Su legado, sin embargo, sigue vivo y puede servir como referencia para despertar vocaciones en las jóvenes de hoy. Conscientes de ello, diversas instituciones educativas han asumido el compromiso de fomentar el interés por la ciencia entre las estudiantes.

Un ejemplo destacado es el Colegio Los Tilos, ubicado en Vallecas (Madrid), que impulsa múltiples iniciativas para promover carreras STEAM entre sus alumnas. A través de diferentes proyectos y actividades, el colegio no solo fomenta el aprendizaje científico, sino que también reivindica la trayectoria de mujeres que abrieron camino en este ámbito. Uno de los eventos más destacados de su Semana de la Ciencia, organizada en torno al Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia, es la entrega de la mención Guadalupe Ortiz de Landázuri, un reconocimiento que honra a mujeres que han dejado una huella significativa en el mundo científico y académico.

Este año, la distinción será otorgada a título póstumo a Piedad de la Cierva, una de las científicas más relevantes en la historia de España. Su legado no solo radica en sus innovaciones científicas, sino también en su papel como mentora de nuevas generaciones de investigadoras. Entre ellas, Guadalupe Ortiz de Landázuri, a quien dirigió la tesis doctoral, aunque no pudo firmarla porque en ese momento sólo podían hacerlo los hombres. Este reconocimiento no solo pone en valor la trayectoria de Piedad de la Cierva, sino también el impacto de su mentoría en la vida y carrera de Guadalupe.

Recogerá la Mención Carmen Gómez Fayrén de las Heras, del Instituto de Física Teórica del CSIC y sobrina nieta de Piedad de la Cierva durante la Mañana de las Ciencias el sábado 15 de febrero.

La Mención “Guadalupe Ortiz de Landázuri” se otorga en memoria de una doctora en química, investigadora y docente, pionera entre las pocas mujeres que en la primera mitad del siglo XX se dedicaban a disciplinas científicas. En todos los que la conocieron dejó una huella profunda de alegría, humanidad y afán de servicio con su trabajo. El 18 de mayo de 2019 se convirtió en la primera persona laica del Opus Dei en ser beatificada.

A lo largo de la historia, las mujeres han desempeñado un papel clave en el avance de la ciencia, aunque sus contribuciones han sido muchas veces invisibilizadas o relegadas a un segundo plano. Desde la medicina y la química hasta la física y la ingeniería, numerosas científicas han realizado descubrimientos fundamentales, a menudo sin el reconocimiento merecido. Por eso, el Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia no es solo una celebración, sino también una oportunidad para reflexionar sobre las dificultades que han enfrentado y la importancia de garantizar que nuevas generaciones de mujeres puedan desarrollar su vocación científica sin barreras. Rescatar sus historias es una forma de hacer justicia y de ofrecer modelos que inspiren a futuras investigadoras.

SOBRE PIEDAD DE LA CIERVA

Una científica pionera

A lo largo de su carrera, Piedad de la Cierva exploró diversos campos con aplicaciones innovadoras. Desde los estudios sobre rayos X hasta sus aportes en investigaciones sobre superficies pulidas de vidrio, lo que la llevó a desarrollar láminas antirreflectoras para lentes y prismas, permitiendo la visión nocturna. Por esta investigación, De la Cierva recibió el Primer Premio de la Academia de Ciencia, convirtiéndose en la primera mujer en recibir un reconocimiento de este grado, y el primer Premio de Investigación Técnica "Juan de la Cierva".

Sin embargo, su espíritu inquieto y el cambio de rumbo en la dirección del laboratorio donde trabajaba la llevaron a explorar nuevas posibilidades. Inspirada por una publicación estadounidense, se interesó en los ladrillos aislantes fabricados con cenizas de paja de arroz. Recordando su infancia, cuando las barras de hielo se transportaban cubiertas con este material para conservar el frío, comenzó a experimentar con su capacidad aislante. Sus investigaciones demostraron que podían aplicarse en la fabricación de ladrillos refractarios para calderas de barcos y hornos de cemento, que en ese momento se importaban. Este trabajo culminó en la obtención del prestigioso Premio de Investigación "Juan de la Cierva" en la categoría de Investigación Técnica en 1966.

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